Vale, sí, he perdido un ojo en la más tonta de las batallas, pero...¿a caso no he ganado con tu sonrisa? Este es el primer ladrillo hacia el castillo de lo que llaman felicidad.
Sí, vuelves a tener razón, un ladrillo es un ladrillo, y hasta un castillo queda bastante. Pero, ¿qué pasa si te digo que la felicidad depende de la calidad de los pensamientos? Todo es más fácil de lo que parece a simple vista y de lo que nos gusta imaginar. Tan solo hay que darse cuenta de lo que valió la pena hace tiempo, lo que la vale ahora y lo que la puede valer en un futuro.
Así que la lección de hoy es simple para demostrar que cumplo promesas. He perdido un ojo pero he ganado con tu sonrisa:
"Las pérdidas pueden ser ganancias."- Albert Espinosa
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