martes, 15 de septiembre de 2015

Y tú, ¿por qué señalas?

Hoy quiero hablaros de algo que yo, personalmente, odio. La manía de señalar es capaz de sacarme de quicio.  No consigo entender que la gente prefiera señalar para criticar, a describir.

Como sabéis, adoro poneros en situación para que pensar las cosas sea más fácil. Hoy toca imaginarse que tenéis delante a vuestro peor enemigo. Ambos estáis en cabinas insonorizadas así que puedes desahogarte y decirle todo eso que te callaste. Juegas con ventaja, no puede oírte. Le puedes llamar abrazafarolas, muerdealmuadas, nalgasprietas, comeberzas, asustaviejas, chupacharcos, peinabombillas, tragasables, malasombra.... Todo, absolutamente todo lo que se te pase por la mente. Claro, para saber a quien se lo dices debes señalarle, puesto que estás rodeado de gente a la que no le tienen que llover tus insultos. Vamos, no seas tímido, señala a la pantalla. Ahora que estás así... Observa tu mano, ¿cuántos dedos tienes? ¿Cuántos señalan a tu enemigo? ¿Cuántos a ti?

La lección de hoy es fácil de entender, pero difícil de quitarse la manía:

"Cuando apuntas con el dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti."